Madre querida, madre de mi alma
no tengo palabras para decirte cuánto te quiero.
Mi amor hacia tí es tan grande
que ni tu misma te lo imaginas.
Tu corazón talvez esté ajado
por tantas penas que ha guardado
pero no deja de latir desesperado
para no alejarse de mi lado.
Eres bendita mujer
cosecha divina sembrada por Dios,
sacada de la tierra y de la vida
pura y tierna llena de amor.
Cuando el cielo te abra sus puertas
y te vayas para no volver
también quiero yo morir
para estar siempre a tu lado.
(Maria Luz Novoa O.)
Fuente: http://www.poemaspensamientosyproverbios.blogspot.com/
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